La ciudad de San Sebastián a su reloj de sol.
Hace una semana que llegué a San Sebastián, otra vez llena de curiosidad y cargada de veinte mil cosas, y un par más. Fue un viaje largo por barco y carretera. Dormí en ambos lugares, dormí mucho y muy bien -así de fácil soy para algunas cosas-.
Barca, Els Amics de les Arts, Sibil·la, cervezas mañaneras, barco, Valencia, Unhate Café, gatos, coche y, al final, San Sebastián. Así fue el pasado fin de semana. Locura. Y así estoy ahora, que a una semana de estar en San Sebastián, con las maletas aún sin deshacer, sin residencia definitiva y sin tener solucionado el tema de la matrícula -gràcies, Universitat de les Illes Balears-, siento que esta ya es mi casa, y la idea me gusta.
Este ha sido, sin lugar a dudas, un año de altibajos -todos sabemos que el año empieza y acaba en septiembre, esa cosa llamada enero solo es especial por mi cumpleaños, al menos para mí-. Hace algo menos de un año estaba yo, también con una falta de sueño considerable, en el aeropuerto, con las mismas maletas. El grupo de despedida, si bien con Pochis, presioso Pochis, como elemento común, era muy diferente. Hace un año estaba Jordi, el senyor Vidal, pasando por un momento muy extraño junto a mí; tan extraño que aún sigo sin entenderlo por completo. Hace un año estábamos los filolocos, los jueveadictos, y el consorte, comiendo pasteles y esperando volvernos a ver en breves. Y así fue, pero no por mucho tiempo. Este año la despedida se hizo como toca, con una celebración como lo es desayunar en Sibil·la, el lugar del eterno retorno. Si un día me pongo nostálgica o no recuerdo mi pasado, iré a oler llonguets de serrano y queso y café Marabans. Este año estábamos los de siempre de verdad, los gemelos, Marta y yo, y un par más, es decir, Paula, que se había perdido pero ya no, ya no más -espero-, y Pochis, presioso Pochis, que juntos hacen un equipo muy guay; y los chicos esperándome en Valencia, esa ciudad. Este año, por diversos motivos, pese a la etapa decimonónica, también conocida como "la crisis de marzo", ha sido genial; y este verano, también por diversos motivos, ha sido el mejor de todos.
I prou.
De les valls fins a les dunes
el teu cos sota la lluna
m'atrapà quan cau la nit
[...]
[...]
em va agradar estimar-vos ahir.
Estoy segura de que no nos volveremos a perder ^^.
ResponderEliminarP.D.: el año que viene espero que vengan Txarango de nuevo y nos los podamos gozar mucho jajajaja